Vi un árbol con manzanas. No saqué manzanas, ni dejé manzanas. ¿Cuántas manzanas había en el árbol?
Era el manzano más grande
Seguramente el mas viejo
Lo veía al caminar
Se sentía de muy lejos
Yo era un hombre adulto
-sinceramente inmaduro-
Me gustaba robar manzanas
Y comerlas sin apuro.
Pasaba de mañana
De tarde o al anochecer
Comía sin pensarlo
Me entregaba a ese placer.
Un día caluroso
No recuerdo de que mes
Llego ella a advertirme
Que dejara de comer.
Era, además de hermosa
Una extraña mujer,
Me atraía en sus caderas
Lo tirante de su piel
Empezamos poco a poco
Una relación extravagante
Íbamos juntos al manzano
Éramos casi como amantes.
Con los días, con los meses
Fui entrando en adicción
María no era simple
Me escaldaba el corazón.
Me mentía con descaro
Me robaba la ilusión
Ella no quería ser mía
Y yo ignoraba la razón
Respondía a mis preguntas
Con inventos con ingenio
Era huraña ella conmigo
Y rehuia hablarme enserio.
María era complicada, difícil
Y amaba los desafíos
Así que pensó proponerme
Una solución frente a mi hastío.
Decidí entregarte mi alma
- me dijo resuelta y definida-
Pero antes respondé esta cuestión
Así cambian nuestras vidas.
Ella había leído hace tiempo
Sobre héroes y odiseas
Amaba hablar de oráculos
De moiras, de vida eterna
‘’ como el destino de Agamenon
No era morir en agua, ni en tierra
Ni desnudo ni vestido
Yo pretendo que resuelvas
Si al manzano vamos un día
Y no sacas ni dejas fruta alguna
Sos capaz de contestarme
¿Cuantas manzanas había?
Lo digerí, me sorprendió
Lo pensé y me costo
Pero en minutos a María
Yo le di mi solución.
Iría al manzano
-dije con cordura-
Esperaría a que caigan
Las frutas ya maduras
Una vez en el piso
-suspire con bravura-
Comería una a una
Pensando en vos, dulzura.
Así no saco ninguna
Tampoco manzanas dejo
Que importa cuantas había
Es solo un número viejo.
La manzana es el pecado
Y como pecador soy
Me atrae el brillo dorado
De su eterna prohibición
Y ustedes podrían juzgarme
O condenarme, sin más
Pero maría esta casada
Y yo la logre cautivar.
Ahora somos amantes
Y nos deseamos con vehemencia
Con locura con aprehensión
Sin límites sin coherencia.
Maria y yo somos uno
Somos fruta, somos pasión
Y como una flecha vamos
Allá donde nos lleva el sol
María Pagola. Diciembre 2006