sábado, 28 de junio de 2008

Me moriré llamandomé María

Juro que no recuerdo ni su nombre Más moriré llamándola María
No por simple capricho de poeta:
Por su aspecto de plaza de provincia.

Ella una joven pálida y sombría. Pero jamás vi en ella otro destino Que el de una joven triste y pensativa.Tanto fue así que hasta llegue a tratarla Con el celeste nombre de María.

Yo no puedo ocultar de ningún modo La importancia que tuvo su sonrisa Ni desvirtuar el favorable influjo Que hasta en las mismas piedras ejercía.
Agreguemos, aún, que de la noche Fueron sus ojos fuente fidedigna.

Hoy es un día azul de primavera, Creo que moriré de poesía, De esa famosa joven melancólica No recuerdo ni el nombre que tenía. Sólo sé que pasó por este mundo Como una paloma fugitiva:

La olvide sin quererlo, lentamente, Como todas las cosas de la vida.