A veces te pasa.
Te ponés en el papel de maestra mayor de obra y dirigís. Sos la arquitecta y planeas. Sos albañil y construís.
¿Y todo para qué? Si después de idas, venidas, materiales, mano de obra.
Todo se termina derrumbando.
Quizás la gente que planeaba ir a vivir ahí, instalarse cómodamente, se irá a otro lugar. Se va a quejar un rato -seguramente- pero después elegirá otro edificio.
Ahora vos, que te convertiste en la sostenedora, que pusiste los pilotines, los ladrillos, hasta el piso de la cocina. Ahora vos te quedas en el suelo, llena de polvo.
Te quedás vacía María.
sábado, 29 de marzo de 2008
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