lunes, 21 de abril de 2008

Solo Sale Un Solo Sol


Suena el celular a las 10.49. Porque así lo programaste anoche.
No te levantas. Te quedas en la cama y concientemente decidís dormirte de nuevo.
Ahora son las 11.33. Estás acostada. Devatiendote entre la sábana y la facultad.
Pensás en el micro, en las cuadras por caminar, en un teórico sin sillas.
Seguís ahí, aferrada a la tibies de tu cama, emborrachada de nada.
Ideás razones para levantarte. Las buscas, buceas en tu cabeza...no las encontrás.
Hace rato que tus pies están dormidos, y que te duele la cabeza.
Vos sabes que no es un dolor de alcohol, o de ''stress'' como te dice tu mamá.
Es un punzante ruido sordo. Un malestar que te oprime las ideas, si es que te quedo alguna sin oprimir.

Finalmente te chocás con ella. Si, es ella. Es la que aterriza sin pedir pista.

Te bajás de la cama. De TU cama, que aunque te quede algo chica y este vieja, nunca será superada. Tocás el piso despacio, muy despacio. (Ilusa, como si así no sintieras el frío).
De repente ya está todo dicho, y te encontrás a vos misma en un remolino de rutina matinal.