Saco a Romeo. Damos una vuelta, en realidad es todo porque tengo que devolver las pelis. Sino nunca lo saco. Él le tiene miedo a los perros chiquitos. A los más insignificantes caninos del barrio. A los más grandes y peludos les hace frente. Pobre ...a veces se olvida que no tiene dientes. Machu, el anterior, NO...no es el adjetivo que va con Machu. Debería ser algo como Machu: el Renegado. Ese sí que era bravo. Tenía marcado el patio de casa como su territorio y aquel que se atrevía a cruzarlo sufrías las consecuencias del temible. Así fue como encontramos pintores, albañiles e incluso parientes tendidos en el pasto bajo las garras del Machu. Pero yo lo quería más a Machu. A Romeo no se si lo quiero o no. Pero el día que se perdió me puse triste. Igual...no se si fue porque mamá estaba triste...sí capaz fue eso. Romeo es tonto, pero no es por eso que no lo quiero. Cuando lo retamos camina con los codos, le tiene miedo a la tapa de la pava y le torea al techo cuando el viento hace ruido. Y si...hay muchas cosas que no entiende. Y eso que mi abuela cuando lo trajimos a casa decía que era el perro más inteligente que había visto. Mi abuela tampoco entendía todo. En cambio Machu, era re vivo...super vivo. El único problema de él era cuando lo pelábamos, se ponía tan mal el pobre. Parecía que se sentía desnudo...y ahí no se peleaba con nadie. Además tenía un problema personal con el trapo de piso, se odiaban mutuamente. Me contó mamá que el día que yo llegué del hospital, cuando recién había nacido, Machu estaba tan celoso que se tiró arriba de la cuna y .... De lo que pasó ahí hay varias versiones. Algunos dicen que todos gritaron y lo bajaron. Otros dicen que se quedó ahí un rato porque nadie se dio cuenta. Y mi papá dice que yo salí así por el susto que me dio ese día. No se...yo se que con Machu teníamos una amistad.
lunes, 20 de julio de 2009
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