sábado, 28 de julio de 2012

Antes

Dormíamos en una pieza de dos camas con alcolchados amarillos, Lauti contra la ventana y yo contra la pared. Ahora eso es el comedor. Mi mamá nos iba a dar un beso y a taparnos. Siempre agarraba las mantas y nos daba como tres golpecitos, no se como decirlo; era como una protección, como si a través de ese acolchado amarillo de un lado y verde del otro no pasara nada malo. Cuando apagaba la luz nos decía este poema, aunque inventaba muchas partes que no se acordaba.
  
¿Cómo se quedaron
los cinco burritos
al ver a la luna
dormida en el río?

¿Qué haremos con ella?
¿Con qué la cubrimos?
¿Con la arena fría?
¿Con el viento frío?

¡Cosas de la luna...
dormirse en el rio!
¡Cómo la miraban
los cinco burritos !

La luna, redonda,
temblaba de frío.
Que duerma esta noche
junto con su niño.
Quien quiere la luna
debe estar dormido.

¡A dormir...
que los cinco burritos
ya están por venir!
¡A soñar...,
que la luna redonda
ya está por llegar!

Cargaron la luna
los cinco burritos
y andando despacio
cruzaron el rio.

Ya vienen bajando
por este camino.
Con la luna a cuestas
llegan los burritos.
Quien quiere la luna
debe estar dormido.

¡A dormir...,
que los cinco burritos
ya están por venir!
¡A soñar ...,
que la luna redonda
está por llegar!

¡Junto con la luna
dormira mi niño
y estarán velando
los cinco burritos!