Son las cinco y once, ahora y doce.
El taxista que me trajo a casa estaba completamente loco.
Me advirtió sobre el futuro problema del agua en el mundo, donde la única solución será tomar jugo de naranja y bañarse y lavar todo lo que queda con agua de lluvia. Me dijo que los autos del futuros van a ser pequeños helicópteros individuales y se equivocó cuatro veces mi dirección.
Varias veces me hizo prometer que no olvide lo que el decía porque efectivamente se iba a cumplir. Y yo le prometí que lo iba a escribir.
Prendo a Clotilde y lo escribo. A ver si esta blogosfera nos permite determinar cuan equivocado o no estaba mi amigo el taxista.
Cuando bajé el me dijo: suerte futura periodista. Y yo le dije igual para usted futuro Notredamus.
Nose ni que auto era. Ni me fijé.
sábado, 15 de agosto de 2009
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