mi noche

No consigo dormir.
Tengo un hombre atravesado entre los párpados.
Si puediera le diría que se vaya;
pero tengo un hombre atravesado en la garganta.

Me moriré llamandomé María

Juro que no recuerdo ni su nombre Más moriré llamándola María
No por simple capricho de poeta: Por su aspecto de plaza de provincia.

Ella una joven pálida y sombría. Pero jamás vi en ella otro destino Que el de una joven triste y pensativa.Tanto fue así que hasta llegue a tratarla Con el celeste nombre de María.

Yo no puedo ocultar de ningún modo La importancia que tuvo su sonrisa Ni desvirtuar el favorable influjo Que hasta en las mismas piedras ejercía.
Agreguemos, aún, que de la noche Fueron sus ojos fuente fidedigna.

Hoy es un día azul de primavera, Creo que moriré de poesía, De esa famosa joven melancólica No recuerdo ni el nombre que tenía. Sólo sé que pasó por este mundo Como una paloma fugitiva:

La olvide sin quererlo, lentamente, Como todas las cosas de la vida.

Ambos estaban contentos de que no hubiese más tiempo. No se podía llamar felicidad, pero era una breve alegría, un descanso en una escalera difícil.
Los dos sabían que los pocos minutos que faltaban serían cortos, sinceros, reales. Las vueltas y los dramatismos estaban atrás. No tenían miedo, ni impaciencia, solo ganas. Se escondieron abajo de unas cajas y respiraron hondo.
Si era, iba a ser el viaje de sus vidas.

Ayer nos reímos mucho.
Comimos unos sanguches y bombas de papa.
Subimos a mi pieza y tomamos toda una botella de vino blanco.
Charlamos de viajes, de amigos y de regalos.

el me dijo: regalar una carpa sería muy bueno...
yo contesté: sí, pero se me iba el presupuesto
el: bueno..pero una carpa para dos cuanto puede salir... ¿150 personas?

nos dolia la panza.

después yo me hice bicho bolita. y después no...

quedaron los bichos tirados en el suelo, los míos y los de el.