—Esto —dijo el maestro Hora— es un reloj de horas astrosas. Muestra con gran precisión las horas astrosas, y ahora acaba de comenzar una.
—En el curso del mundo hay de vez en cuando momentos —explicó el maestro Hora— en que las cosas y los seres, hasta lo alto de los astros, colaboran de un modo muy especial, de modo que puede ocurrir algo que no habría sido posible ni antes ni después. Por desgracia, los hombres no son demasiado afortunados al usarlas, de modo que las horas astrosas pasan, muchas veces, sin que nadie se dé cuenta. Pero si hay alguien que la reconoce, pasan grandes cosas en el rnundo.
El maestro Hora negó, sonriente, con la cabeza:
—El reloj solo no serviría de nada. También habría que saber leerlo.
3 comentarios:
Me gusta tu entrada. Es buenísima. :)
tengo que conseguir ese libro... me dieron más ganas de leerlo ahora.. je, gracias por "fragmentearlo", nuevo verbo usado por una amiga.. un abrazo. basta ya de puntos suspensivos!
Ay Michael Ende... La historia sin fin... snif
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