- Siempre es igual, y sabes que me molesta
-Bueno mamá, es mi vida dejalo así. Vos hace lo que quieras con la tuya- dijo él hijo mientras levantaba los brazos formando una cruz.
La luz de la mañana entraba en la cocina, sobre la mesa un mate recién hecho se enfriaba.
-Obvio que voy a hacer lo que quiera con mi vida- dijo la madre en tono reflexivo
- Bastante mal te fue haciendo lo que querías…- respondió Fabián y caminó hacia la puerta.
En ese momento todos los vidrios de la cocina estallaron a la vez; se deshicieron en mil pedazos y cayeron sin sonido en el piso. Fabián miró a su madre; su madre miró a Fabián pero no se dijeron nada. Ella agarró la pava y la puso al fuego, su boca estaba rígida, hermética.
- Mamá entendelo de una vez, porque va a ser así para siempre- gritó el y cerró la puerta de un portazo, si acaso hubiese tenido vidrio seguramente se habría roto.
miércoles, 10 de noviembre de 2010
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1 comentario:
Y probablemente lo mismo se repita en muchas casas, y los vidrios se sigan rompiendo de forma recurrente..
Los superhombres me caen bastante mal.
Saludos María !
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